¿Por qué Venus es nuestro planeta sagrado? Muchas de nuestras hermanas se preguntan. La respuesta es sencilla: además de representar a nuestra diosa, el planeta Venus siempre fue relacionado con la belleza, con el equilibrio, con la harmonía. Mira el siguiente vídeo sobre la figura que describe el punto medio ente Venus y la Tierra, a lo largo de sus respectivas órbitas, y lo entenderás:
Sí, hermana, esta hermosa rosa quedaría dibujada en el Universo si pudiéramos trazar el baile que realizan La Tierra y Venus. Y es que la relación entre Venus y nuestro planeta es de 8 a 13. Es decir ocho órbitas de La Tierra coinciden con 13 órbitas de Venus. En otras palabras 8 años en la Tierra coinciden exactamente con 13 años en Venus. Vuelve a aparecer el número ocho, la cifra asociada a la estrella de Venus.
La Tierra tarda 365.256 días en dar la vuelta al sol, mientras que Venus tarda 224.701 días
224.701/365.256 = 8/13 = 0.615187
Si el ciclo completo de Venus dura 584 días, tenemos que 263 de esos días podemos localizar a nuestro planeta sagrado como estrella de la mañana, 263 días más se localizará como estrella de la tarde, 50 días nos resultará imposible de localizar, y 8 días estará ausente.
De esta forma nos queda la “danza de Venus”, a la que nuestras hermanas tanto del Neolítico como de Mesopotamia y Babilonia (con su diosa Ishtar, predecesora de nuestra diosa Venus) rendían culto, pues compartían la creencia de que mientras nuestra diosa Venus bailara en el espacio, el matriarcado continuaría vigente y las mujeres seguiríamos dominando a los hombres. Desgraciadamente durante la edad moderna el patriarcado se impuso en nuestra sociedad. Es por ello que nuestras hermanas soviéticas el 1 de marzo de 1966 lograron la gesta de hacer llegar una nave a Venus, con la intención de que nuestro planeta sagrado vuelva a danzar con la Tierra y así lograr imponer un matriarcado mundial que vuelva a situar a los hombres en el lugar que les corresponde: bajo nuestros pies.
Ahora te proponemos, estimada hermana, que mires la figura interna que dibuja, en el espacio, el baile de Venus con la Tierra. Sí, se trata de un pentagrama, una figura de cinco puntos simétricos. Podrían tratarse de cinco cápsulas colocadas de forma simétrica, ¿verdad?
Ahora coge nuestra fruta sagrada, la manzana, y hazle un corte longitudinal, justo por el centro. ¿Qué puedes ver, hermana?
¡Sí, hermana! Nuestra sagrada diosa Venus escogió la manzana como fruto sagrado (Historia Sagrada capítulo 13) y en su interior dibujó la danza del planeta Venus con la Tierra para enseñarnos que jamás debemos olvidarlo: nuestra obligación, como mujeres que somos, es mantener vivo el matriarcado de generación en generación. Así que jamás lo olvides hermana: de bisabuela a abuela, de abuela a madre, de madre a hija, de hija a nieta y de nieta a biznieta: generación tras generación el matriarcado siempre debe permanecer vivo y nosotras, las mujeres, tenemos el derecho, y también la obligación, de someter a los hombres y utilizarlos a nuestro gusto, manteniéndolos debidamente sometidos a nuestros pies.
Por lo tanto, como puedes ver, aquí tienes la conexión total entre nuestra diosa Venus, nuestra fruta sagrada (la manzana), el planeta Venus y la Tierra.
Puedes intentar localizar a Venus en el horizonte y hablar con él si así lo deseas estimada hermana. Si lo haces nuestra diosa te escuchará, igual que cuando hablas con la luna llena, podrás contarle tus problemas, tus miedos, tus proyectos y la Diosa Venus te iluminará de la misma forma que el planeta Venus ilumina el crepúsculo de la mañana.
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