Mujeres-hombres

Nuestras hermanas infiltradas en las sociedades machistas nos han informado, estimadas mujeres procedentes del patriarcado, que en vuestra sociedad en los últimos años se está lanzando el falso mensaje de la supuesta “igualdad” entre mujeres y hombres. Este mensaje tiene un sentido: el patriarcado sabe que ya no puede mantener al macho en el poder por mucho más tiempo y ha decidido inventarse esta mentira para confundir la mente de las mujeres y, de esta forma, ganar tiempo.

Estimadas amigas procedentes de sociedades patriarcales: en esta página os vamos a enseñar como mujeres y hombres somos muy diferentes y, además de eso, como nosotras, las féminas, somos claramente superiores a los machos. Es importante que asumáis esta realidad, pues aceptarlo os ayudará en el proceso de integración en “The Universal Gynecocratic Republic”. Entendemos que aceptarlo os pueda costar tendiendo en cuenta que, desde pequeñas, os han educado con la idea aberrante y falsa de que mujeres y hombres somos iguales o de que los hombres son superiores a nosotras. Pero merece la pena hacer el esfuerzo por aceptar la realidad. En esta página os demostraremos que, además de diferentes, nosotras las mujeres somos superiores a los hombres. Al final de la página encontrarás una propuesta de ejercicio para acabar de asimilar los conceptos básicos y necesarios en nuestra sociedad matriarcal.

a) Carácter

El carácter femenino no tiene nada que ver con el masculino, las mujeres estamos hechas para liderar, para mandar, mientras que los hombres están especialmente diseñados, por la madre naturaleza, para obedecer y cumplir nuestras órdenes. Estudios recientes lo demuestran, el secreto radica en las hormonas: los estrógenos, abundantes en los individuos de sexo femenino, generan una sensación de poder, de bienestar, de equilibrio y de autoconfianza que los individuos de sexo masculino son incapaces de experimentar, puesto que la testosterona, especialmente abundante en los hombres, genera desequilibrios emocionales, sensación de inseguridad y nerviosismo. En conclusión: los hombres buscan tranquilidad y seguridad en la presencia de las mujeres y no dudan en someterse a la voluntad femenina y obedecer a las señoras con tal de seguir disfrutando de esa presencia femenina que tanta serenidad les aporta.

b) Cuerpo

Los cuerpos femenino y masculino son muy diferentes y no sólo a nivel genital sino también en aspectos como: la distribución de la grasa, la piel, la composición muscular o la masa ósea.

Genitales

Como podemos apreciar a simple vista, los genitales son la zona corporal que más nos diferencia a las mujeres de los hombres. La diferencia más destacable radica en la gran cantidad de sistemas de protección genital que tenemos las mujeres frente a la absoluta falta de protección por parte de los genitales masculinos. Además de los sistema de protección, basados en cojines de materia grasa, la forma anatómica de los genitales femeninos asegura una casi completa protección, frente a la nula protección por parte de la forma de los genitales masculinos. La forma aerodinámica de ambos órganos también favorecen notablemente a la mujer, pues a la hora de desplazarse, corriendo o no, el inevitable movimiento de basculación provocará que los genitales masculinos estén más sometidos a sufrir percances: golpes, enganchones, aplastamiento, elongaciones dolorosas etc… Por otro lado los genitales femenino, al ser internos, no sufrirán ningún tipo de molestia o percance. Y es que da la sensación que nuestra madre naturaleza haya diseñado los genitales masculinos con la intención de hacer sufrir al hombre. La única protección que tiene el hombre es el prepucio, una fina capa de piel que rodea el glande y lo protege del frío o calor, pero no así de los golpes. Por otro lado los genitales femeninos están rodeados de tres grandes almohadones de grasa que los protegen tanto de la temperatura como de los golpes, además de regular la humedad. Se trata de el monte de Venus (1) y los labios mayores (2).

En cuanto al placer sexual podemos comprobar como las mujeres tenemos dos órganos elásticos y extensos provistos de infinidad de terminaciones nerviosas cuya funcionalidad no es otra que la de proporcionarnos placer: el clítoris y los labios menores que serán convenientemente hidratados y lubricados por las glándulas de Bartolino con el fin de evitar cualquier tipo de roce o arañazo. Por otro lado los genitales masculinos sólo tienen un punto de placer, el frenillo (encargado de conectar al glande con el prepucio) y dista mucho de tener la gran cantidad de terminaciones nerviosas placenteras que tienen los genitales femeninos. Además tampoco disfrutarán de una hidratación ni lubricación adecuada, lo cual hace que las mucosas sean más sensibles a las rozaduras y los arañazos.

Por último la posición ergonómica de los genitales masculinos obliga al hombre a estar inclinado hacia adelante, o a ponerse a cuatro patas para protegerlos, mientras que la mujer, se coloque en la posición que decida colocarse siempre tendrá sus genitales protegidos. Nosotras podemos estar perfectamente de pie, en actitud altiva y con la mirada al frente, y nuestros genitales seguirán estando completamente protegidos.

Composición corporal

Como todas podéis comprobar la composición corporal de la mujer es muy distinta a la del hombre. Nosotras, las mujeres, tenemos un 9% menos de masa muscular y un 3% menos de materia ósea que el hombre. Pero la diferencia más notable se encuentra en la proporción de materia grasa: el 27% del cuerpo femenino es materia grasa, mientras que en el cuerpo masculino la grasa sólo representa el 15%. Este dato puede pasar desapercibido pero debemos tener en cuenta que casi el 90% de nuestro cerebro está compuesto de agua y de lípidos (materia grasa). En otras palabras: el cerebro femenino trabajará mejor, de forma mucho más eficiente que el masculino, puesto que dispondrá de materia grasa más que suficiente además de mejores reservas de agua. El tejido muscular necesita grandes cantidades de agua para funcionar, como el cuerpo femenino tiene un 9% menos de tejido muscular que el masculino, tenemos que el cerebro de la mujer dispone de mayores reservas de agua y de materia grasa para trabajar mejor que el masculino.

Para resumir: la mayor cantidad de tejido muscular y de masa ósea de los hombres nos indica que estos fueron creados para hacer trabajos duros y cansados. Mientras que la mayor proporción de materia grasa y de agua liberada (al tener meso masa muscular) del cuerpo femenino nos enseña que las mujeres fueron creadas para pensar, reflexionar y tomar decisiones. Es decir: las mujeres debemos pensar, mandar y tomar decisiones mientras que los hombres están creados para obedecer nuestras órdenes y hacer las tareas y trabajos que se le ordenen.

Es esta diferencia biológica la que resulta esencial en el hecho de que, en la Constitución de “The Universal Gynecocratic Republic” las mujeres seamos consideradas personas de pleno derecho legal mientras que los hombres son clasificados en un estadio legal similar al de los animales. Lógicamente valores como el sentido moral, la conciencia, el criterio inteligente o la dignidad humana sólo podrán ser alcanzados por el cerebro femenino, es decir por las mujeres. Recursos mentales, básicos para el desarrollo de sociedades avanzadas, como son la astucia o el doble sentido no estarán al alcance de cerebros simples y primarios, como son los cerebros animales, entre ellos el del hombre.

Distribución de la materia grasa en el organismo

Las mujeres tenemos la materia grasa mucho mejor repartida por todo nuestro cuerpo: cuello, pechos, brazos, abdomen, muslos, nalgas, caderas y demás. Por otro lado los hombres acumulan la materia grasa sobre todo en el abdomen y un poco en las nalgas. Esta distribución uniforme de materia grasa por todo el cuerpo, hace que las mujeres tengamos más equilibrio que los hombres, ya que el peso y la masa se distribuyen de forma bastante homogénea, reduciendo al mínimo los desequilibrios al caminar o al correr.

Además nosotras, las mujeres, disfrutamos de mayor protección frente a golpes o caídas puesto que la grasa actúa haciendo la función de almohadón reduciendo, de esta forma, la intensidad de los posibles impactos.

En otras palabras: la madre naturaleza (o la diosa Venus) nos diseñó con la intención de reducir al máximo el número de caídas y accidentes además de para minimizar el posible daño en caso de percance. Mientras que los hombres, por naturaleza, no tienen tanto equilibrio como nosotras ni un sistema de protección, amortiguación de impactos, tan perfecto como el nuestro.

c) Cerebro

Como ya hemos comentado en el apartado anterior, el cerebro de la mujer trabaja más, y mejor, que el del hombre debido a la mayor disposición de lípidos (grasas) y agua de la que disfruta. Es por ello que nuestra mente funciona más rápido que la mente masculina, y no sólo en velocidad, nuestras neuronas están mucho mejor interconectadas entre ellas por lo que las mujeres consideramos más variables y aspectos relevantes antes de tomar una decisión, por ellos nuestras decisiones estarán mejor meditadas y maduras que las decisiones masculinas, que por naturaleza son más primarias y simples, de carácter más animal.

Las interconexiones entre hemisferios del cerebro son superiores en el femenino que en el masculino, por ello nosotras, las mujeres, vemos los problemas desde varios ángulos y éso enriquece notablemente la toma de decisiones.

d) Nadando

La distribución uniforme de la grasa en el cuerpo femenino hace que las mujeres seamos superiores a los hombres también en natación, pues disponemos de ventaja en la uniformidad de la flotación de nuestro cuerpo y, por lo tanto, somos más veloces que ellos en este deporte, pues el esfuerzo que el cuerpo masculino utiliza para mantenerse a flote el femenino lo aprovecha en el ejercicio de desplazamiento acuático.

e) Caminando

La anatomía del cuerpo femenino revela dos aspectos que parecen especialmente diseñados para facilitar el acto de caminar: para empezar nuestras nalgas tienden a la acumulación de tejido adiposo (grasa) aumentando la protección de nuestro coxis y evitando cualquier posible daño a nuestra columna vertebral. Además, al tener la cadera más ancha (para posibilitar el embarazo), las mujeres podemos caminar con firmeza y seguridad, aprovechando la fuerza de la tierra en condiciones bastante más óptimas de la que lo hacen los hombres. Caminar con firmeza nos da seguridad en nosotras mismas aumentando, de esta forma nuestra autoestima. La relación volumen/peso de nuestra cadera, muslos, pechos y piernas nos hace caminar en resonancia con la energía de nuestra madre Tierra, gracias e ello nuestro periodo se regula según la voluntad de la Tierra y de nuestra diosa Venus. Al caminar se produce un equilibrio entre nuestro cuerpo femenino y la energía de la Tierra, es por ello que tropezamos mucho menos que los hombres y tenemos bastantes menos accidentes que ellos, según múltiples estudios realizados por nuestras hermanas.

El patriarcado siempre ha trabajado para dificultar el caminar de las mujeres, es con esta intención que inventaron el tacón alto. En las sociedades patriarcales a las mujeres se les vende el calzado con tacón para evitar al máximo el contacto de sus pies con nuestra madre tierra y, de esta forma, pierdan seguridad en sí mismas.

Por otro lado, está completamente demostrado que la agilidad, elasticidad y flexibilidad del cuerpo femenino es claramente superior a la del masculino. Nosotras superamos a los hombres en elasticidad, pues nuestra diosa sagrada nos creó como el agua para poder adaptarnos a todo. De esta forma podemos adaptarnos con mayor facilidad a nuestro medio ambiente y al mundo que nos rodea y del cual formamos parte.

f) La voz

Os habréis fijado, estimadas amigas educadas en el patriarcado, como nuestros hombres enseguida obedecen nuestras órdenes femeninas sin perder tiempo, lo hacen de forma inmediata y sin pararse ni un segundo a reflexionar sobre el tipo de orden recibida desde la boca femenina. Tal vez cueste de creer, pero nuestros machos no reciben ningún tipo de educación para hacerles obedecer nuestras órdenes, simplemente lo hacen de forma espontánea, porque sale de dentro de ellos. Y es que los hombres están diseñados para obedecernos, y el secreto se encuentra en nuestra voz. Nuestras hermanas científicas han conseguido demostrar que la voz femenina agota el cerebro masculino. De forma sutil, sin que el hombre sea capaz de notarlo, nuestro tono de voz consigue, en un muy corto plazo de tiempo, cansar la mente del hombre, desarmando su cerebro, dejándolo totalmente indefenso y listo para obedecer nuestras órdenes. Si en el patriarcado no lo hacen, no obedecen, es porque la sociedad machista y misóginas les enseña, desde pequeños a no obedecer a las mujeres, a rebelarse y plantar cara (de forma estúpida) ante las órdenes femeninas. Y este aspecto es una de las claves para entender la situación social en las sociedades patriarcales: guerras, peleas, violencia, asesinatos, agresiones, y demás, en contraste con la paz y el equilibrio del que disfrutamos en nuestra república matriarcal. “The Universal Gynecocratic Republic” es un oasis de tranquilidad y felicidad porque los hombres obedecen nuestras órdenes femeninas sin dudarlo ni un segundo. La voz femenina provoca en los hombres la necesidad de obedecer, ya que agota completamente el cerebro masculino hasta tal punto que el macho (de forma inconsciente) prefiere obedecer de inmediato, anulando su rudimentaria capacidad de pensar, de forma que termina obedeciendo sin reflexionar.

g) Pies

Nuestros pies tienen más conexiones nerviosas que los de los hombres…. conexiones con la madre Tierra y la Diosa Venus, como podemos leer en nuestra historia sagrada, las mujeres nacimos conectadas con la Tierra y, a través de ella, también con la Luna. De la Tierra recibimos energía, calor y sabiduría, mientras que la Luna nos conecta con la Diosa Venus. Es por ello que nuestra república gynecocrática incorpora el ritual de los pies como obligatorio. Te habrás fijado como muchas hermanas ponen a sus machos a adorarles y masajearles los pies, es importante. De hecho en la mayoría de nuestros hogares las hermanas, una vez al día, se tumban en la cama con sus hijas y se relajan juntas mientras el macho (o los machos) de la casa, de rodillas y desde el borde de la cama, les masajea, y adora, los pies una a una.

Conclusión: Los hombres han nacido para obedecer, para trabajar y para sufrir, mientras que las mujeres hemos nacido para pensar, para decidir, para mandar y para gozar del placer. Y es que no sólo nuestros genitales son diferentes. La madre naturaleza (la divina Diosa Venus) nos creó con intenciones muy dispares: diseñando a las mujeres para mandar, gobernar, disfrutar y gozar y a los hombres, en cambio, para obedecer y sufrir. Las mujeres tenemos un 12% de grasa esencial, mientras que los hombres sólo un 3%, si consideramos que prácticamente la totalidad del cerebro es grasa, eso explica porqué las mujeres somo mucho más inteligentes que los hombres. Estudios recientes demuestras que el cerebro femenino tiende a reflexionar y a combinar ideas y conceptos, mientras que el masculino tiende simplemente a recibir y enviar órdenes. Es por ello que los hombres nacieron para obedecer y nosotras, las mujeres para pensar, decidir, y mandar.

Ejercicio:

Toma un hombre prestado de cualquiera de muestras hermanas, o alquila uno en una de nuestras agencias, y durante un fin de semana debes observarlo bien mientras le haces estar firme con las palmas extendidas hacia adelante y la mirada fija en el horizonte. Compara lo que pone aquí con lo que ves. Podrás apreciar como todo lo explicado en esta página se corresponde con la realidad. Presta especial atención a los genitales, no dudes en golpearlos o darle alguna que otra patada, si lo deseas, para comprobar que es cierto lo que dice este artículo. Suponemos que vosotras, mujeres educadas en el patriarcado, no habréis tenido la oportunidad de experimentar de esta manera con el cuerpo masculino, pero no temáis ni os amilanéis con nuestros hombres si consideráis necesario provocarles dolor, hacedlo libremente sin ningún tipo de remordimiento ni vergüenza, para eso están los hombres.

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