Cara

La cara te representa por ser la zona del cuerpo que siempre mostramos. La cara representaría nuestra tarjeta de identificación aunque a menudo mostremos orgullosas otras zonas de nuestro cuerpo. Para nosotras todo nuestro cuerpo es divino y poderoso, es por ello que lo mostramos a menudo con orgullo y alegría, orgullosas de él, orgullosas de nuestra feminidad. No olvidemos que en tu cara se encuentra la boca, a través de la cual expresas tus divinas palabras cuando te comunicas con nuestra diosa sagrada.

Cabe destacar, queridas hermanas, que en las sociedades patriarcales, las mujeres raramente muestran su cuerpo en público, por considerarse “pecado”. Para las que no sepan lo que significa el término “pecado” podríamos definirlo como un invento del patriarcado para hacer sentir culpable a las personas, sobre todo a las mujeres, con el objetivo de debilitarlas anímicamente. Como las mujeres educadas en el patriarcado apenas muestran su cuerpo, ellas se obsesionan mucho más con su cara, es por ello que a ellas les afecta tanto tener algún defecto en el rostro, como cicatrices, manchas, arrugas, etc… Además muchas de ellas siempre se ponen productos cosméticos para modificar el aspecto de su rostro, algo que nosotras no hacemos pues nuestra cara es un regalo de la diosa Venus y la ofenderíamos al modificarlo. Pero como regalo de nuestra diosa debemos valorarlo y cuidarlo al máximo con masajes, ejercicios y mimos. Al igual que el resto de nuestro cuerpo, la cara merece cuidados y atención. Destacaremos dos vías importantes para mantener tu rostro sano y saludable: los ejercicios y el masaje.

Masaje facial:

Nuestra cara tiene 18 músculos encargados del movimiento de nuestros pómulos, párpados, mejillas, mentón, labios, mentón, ojos, mandíbula, etc… Para tonificar estos 18 músculos debemos masajearlos a diario. Al levantarte de la cama, o antes de irte a dormir, acaricia con las yemas de tus dedos tu frente, sienes, cejas, nariz, pómulos, mejillas, labios, mentón, orejas, cuello, papada, etc… Hazlo en círculos y movimientos a derecha e izquierda alternativamente. Puedes mirarte a un espejo mientras lo haces o puedes cerrar tus ojos para sentir a fondo los movimientos y la presión de tus dedos sobre tu cara. Asegúrate que todos tus músculos faciales reciben su correspondiente masaje. Notarás como tu cara se irá poco a poco relajando más y más y podrás sentir cada músculo, cada pliegue de piel y cada contorno. Dedica especial atención a dos zonas importantes: los músculos alrededor de tus ojos y los músculos que activan tus labios y boca. Finaliza tu masaje con unos pases muy suaves con la yema de tus dedos por toda tu cara, casi rozando la piel.

Ejercicios de cara:

Los ejercicios con tu boca: lengua, labios, paladar, garganta y demás te ayudarán a expresarte mejor y a comunicarte con más facilidad ya que potenciarán tu aparato fonador.

a) Ojos: Mueve tus ojos mirando hacia la derecha, hacia la izquierda, hacia el techo y hacia el suelo. Hazlo dos o tres veces y acaba haciendo un círculo con ellos. De esta forma ejercitarás tus músculos internos oculares así como tu nervio óptico.

b) Párpados: pestañea varias veces y a varios ritmos, lento al principio para paulatinamente ir aumentando la velocidad hasta hacerlo muy rápido al final. Con este ejercicio hidratarás tus ojos evitando, de esta manera, la sequedad ocular.

c) Músculos frontales: contrae las cejas, arrugando el entrecejo, para después levantar tus cejas hacia la zona superior de tu frente varias veces. Es una forma de tonificar los músculos superficiales que bordean tus ojos y de relajar la mitad superior de tu cara.

d) Labios: mueve tus labios a un lado y otro, juega con ellos haciendo varios gestos, como si fueses a besar, como si sonrieras, torciéndolos a un lado y otro, etc. Coloca uno sobre otro como si quisieras esconder primero el superior sobre el inferior y después el inferior sobre el superior. Menéalos a un lado y otro. Finalmente relaja tus labios totalmente y sopla una buena bocanada de aire, haciendo el típico sonido “bbbrrrrrrrrrrrr…” hasta que te quedes sin aire, repítelo varias veces para relajar los músculos de tu boca con la vibración que el paso del aire provoca en tus labios.

e) Lengua: Nuestra lengua tiene infinidad de posibilidades puedes sacarla, torcerla, girarla a derecha o a izquierda, retorcerla, levantar la punta, enrollarla hacia arriba o hacia abajo, moverla alternativamente a derecha e izquierda, girarla en forma de tirabuzón, etc… Prueba de tocar tu nariz con la punta de tu lengua, luego intenta tocar tu barbilla con la punta de tu lengua. Hazlo varias veces seguidas y, si es posible, mirándote al espejo. Presiona la punta de tu lengua contra la parte interna de tu labio superior hasta que resbale y caiga sobre el labio inferior.

f) Mandíbula: masticar es uno de los mejores ejercicios para relajar los músculos bucales. Mastica tu lengua suavemente, te servirá para masajearla y de paso activar los músculos de tu mandíbula. Hazlo varias veces seguidas sin pausa pero sin descanso.

g) Muecas en el espejo: El espejo es nuestro amigo, no debes olvidarlo. Hacer muecas frente al espejo te ayudará a ver una imagen diferente y divertida de ti misma, te ayudará a descubrir las múltiples posibilidades que tiene los músculos de tu cara. Además también te facilitarán la risa, imprescindible para activar tu cuerpo y espíritu.

Young woman doing face building facial gymnastics self massage

Tu cara refleja tu alma

La gran cantidad de músculos que hay en tu rostro reflejan tu estado de ánimo y tu mundo interior.

A diferencia de las mujeres que viven en sociedades patriarcales, nosotras nos mostramos tal y como somos, porque somos perfectas por nosotras mismas y no tenemos absolutamente nada que ocultar. Si estamos tristes lo mostramos, si estamos alegres lo mostramos, si estamos cansadas lo mostramos, si estamos ilusionadas también lo hacemos, sin problema ni timidez. Por nuestro cuerpo pasan decenas de emociones cada día y nuestra cara lo refleja fielmente como un hecho natural y hasta saludable. En cambio, por lo que tenemos entendido, las mujeres de sociedades patriarcales a menudo intentan disimular el estado de ánimo que refleja su cara. Evidentemente al falsear, o disimular, su estado de ánimo esas mujeres sufren las consecuencias anímicas y morales en su autoestima, de forma que con el tiempo padecen reacciones psicosomáticas que afecta a su cuerpo y salud.

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