Introducción

A petición de muchas de nuestras hermanas hemos creído conveniente hacer una tabla de ejercicios mentales y físicos para las mujeres llegadas a nuestra república desde zonas patriarcales. El objetivo no es otro que conseguir que estas mujeres ganen en autoestima y se integren mejor en nuestra sociedad ginecocrática y matriarcal.

Como todas sabéis, las mujeres que tienen la desgracia de nacer en el patriarcado se les enseña, desde muy pequeñas, a no valorarse a sí mismas y a estar inseguras para que crezcan acomplejadas y superadas por la timidez y la falta de autoestima y así lograr un control completo del hombre sobre la mujer. No olvidemos que el único objetivo del patriarcado es que las mujeres sean controladas por los hombres de la forma más fácil posible. Estos ejercicios están abiertos también a todas las hermanas nacidas en nuestra república matriarcal, no sólo a las mujeres educadas en el patriarcado, pues nunca están de más seguir afirmando y consolidando nuestra autoestima.

En las siguientes páginas encontrarás varios ejercicios propuestos para superar los traumas impuestos por el patriarcado simplemente por haber nacido mujer. Pero primero queremos introducirte la importancia de adquirir ciertos hábitos que te ayudarán a ganar autoestima y fuerza para conquistar todo tu potencial femenino. En concreto se tratan de cuatro hábitos básico imprescindibles en la vida de cualquier mujer y que aquí, en The Universal Gynecocratic Republic, enseñamos a nuestras niñas desde que son muy pequeñas: mirarse al espejo con frecuencia, reír a menudo, establecer relaciones sanas con otras mujeres y practicar deporte. Estos cuatro conceptos son básicos para alcanzar la plenitud femenina que toda mujer merece.

a) El espejo es nuestro amigo. Las mujeres procedentes de sociedades patriarcales, acostumbran a odiar los espejos. Ya se que es difícil de creer desde el punto de vista de una hermana educada en “The Universal Gynecocratic Republic”, pero es así. Nosotras amamos los espejos porque reflejan nuestra imagen de señoras libres y poderosas, pero las mujeres educadas en el patriarcado acostumbran a no amar su imagen pues les enseñan que el cuerpo femenino es el origen del pecado. Conceptos como “pecado” son comunes en la educación de las sociedades patriarcales con el fin de atemorizar a sus miembros, sobre todo a las mujeres. Este tipo de conceptos, que no existen en nuestra sociedad matriarcal, son creados para controlar, amilanar y atemorizar a las mentes. Por culpa de ideas y conceptos como este, aparecen problemas psicológicos, de autoestima, físicos y hasta alimenticios tales como: la bulimia, la anorexia, las fobias, las adicciones, etc…

Si eres una mujer educada en una sociedad patriarcal, habrás podido comprobar como la gran mayoría de nuestras hermanas muestran su cuerpo en público, cada vez que lo desean, sin ningún tipo de rubor o de timidez, y siempre con una sonrisa feliz en sus labios. Es el resultado de vivir en un matriarcado en el que los hombres permanecen sometidos y anulados de forma completa, pero también es el resultado de estar años mirándonos al espejo, de haber adquirido desde pequeñas la costumbre de amarnos a nosotras mismas, de amar nuestro cuerpo tal y como es, tal y como nos fue entregado por nuestra diosa Venus.

Lo primero que debes hacer es aprender a amar los espejos, aprender a amarte a ti misma y dejarás todos los problemas propios de la mezquina sociedad patriarcal. Cada vez que te mires al espejo debes pensar que la vida nace en ese cuerpo femenino en el que habitas y, por lo tanto, el universo entero empieza y acaba en él. Hazlo con una buena luz que te ilumine bien porque vas a descubrir cosas. Para empezar juega con tu cuerpo frente al espejo: flexiona tus caderas, tus articulaciones, acaricia con tus manos tu piel, viaja con tus dedos por tus pechos, abdomen, caderas, descubre nuevas formas y pliegues que hasta ahora te eran desconocidos. Acepta las sensaciones y emociones que generan la visión de tu cuerpo desnudo y estimula tu mente imaginando la hermosa geografía femenina que habita en él: “Este pliegue de carne es una cordillera montañosa”, “Esta extensión de bello es una selva tropical”, “Esta depresión es un hermoso valle entre montañas”, etc… Has de pensar que en ese momento sólo existe tu cuerpo femenino, que es sagrado por sí mismo y nuestra diosa Venus te lo entregó como un maravilloso regalo que debes apreciar. Si desprecias tu cuerpo, estarás ofendiendo a nuestra diosa Venus (al no apreciar su regalo) además de despreciarte a ti misma ya que “tú eres tu propio cuerpo”. Así que, lejos de juzgarte, debes apreciar: apreciar esa piel, apreciar ese cabello, apreciar esas arrugar divinas, apreciar esas pecas, apreciar ese lunar, apreciar esos pechos, apreciar ese pubis, vientre, ombligo, muslos, caderas… Todo tu cuerpo es divino, estimada hermana, todo tu cuerpo es sagrado. El espejo es tu aliado, es tu compañero y no deja de hacerte regalos, te regala tu cuerpo para que lo adores, para que te adores a ti misma.

Con un espejo de mano, más pequeño, podrás verte la vulva. A menos que desees apreciarla en detalle y verla con todo su esplendor, nosotras recomendamos que no la depiles ni la afeites pues cada uno de nuestros pelos es sagrado. El pelo es la protección natural de nuestra piel, por ello debe ser respetado, ya te habrás dado cuenta que las hermanas, nacidas y educadas en nuestra república, no suelen depilarse, a menos que lo hagan con una funcionalidad clara: la de incrementar el placer sexual. Sabemos que las sociedades patriarcales han inculcado en ti una imagen simple de belleza femenina en la que la mujer debe tener pocos pelos en el cuerpo (o ninguno) excepto en la cabeza en la que cuanto más pelo tengas mejor. Como has podido ver nuestras hermanas ven ese ideal de belleza como algo ridículo e irrisorio. Nosotras somos bellas por nosotras mismas y no necesitamos modificar nuestro cuerpo sagrado.

Muchas chicas de sociedades patriarcales odian los espejos al ver su imagen distorsionada.

b) El deporte es nuestro aliado. Para conseguir una realización plena, resulta esencial practicar deporte, puesto que el deporte es salud y bienestar. La práctica deportiva equilibra tu mente, tu cuerpo y tus emociones, coordinándolas entre ellas para hacer de ti una mujer feliz y sana.

c) La risa nos endulza la vida. No podemos vivir sin reírnos, y así lo entendemos las hermanas de “The Universal Gynecocratic Republic. Debemos reírnos a menudo, de todo y libremente. Es importante aprender a reírnos de nosotras mismas. Sabemos que en las sociedades patriarcales está mal visto reírse, sobre todo en mujeres, es por ello que se acostumbra a tapar la boca con la mano cuando alguien se ríe, y hasta incluso de pide perdón, como si reír fuese algo ofensivo. Como has podido comprobar, estimada amiga, aquí las hermanas reímos con la boca bien abierta y reímos libremente, tal y como nos lo pide el cuerpo en cada momento y situación. Entendemos que detrás de una hermana que ríe libremente hay una mujer sana. Mientras que la prioridad en las sociedades patriarcales es el dinero y la economía, en nuestra república matriarcal, la prioridad absoluta es la salud y el bienestar físico, anímico y mental de todas nuestras hermanas, sobre todo de nuestras niñas.

En las sociedades patriarcales es muy común que las mujeres se tapen la boca cuando ríen.

d) Las relaciones sanas con nuestras hermanas nos hacen poderosas. Por ello resulta fundamental relacionarse con otras mujeres y confiar en ellas. Estimadas hermanas de “The Universal Gynecocratic Republic”, debéis tener paciencia con las mujeres llegadas de zonas patriarcales pues no están acostumbradas a nuestro tipo de entender las relaciones entre mujeres. Habrás observado, estimada mujer educada en el patriarcado, la harmonía y la complicidad que hay entre nuestras hermanas, por todos lados puedes ver grupos de hermanas riendo, abrazándose, dándose la mano, no importa si se aman, o no, no importa si se conocen, o no, no importa su edad, su cultura, su raza, su piel o sus peculiaridades físicas. Nosotras, desde bien pequeñas, aprendemos a amarnos, aprendemos que no podemos realizarnos plenamente como mujeres si no amamos a nuestras hermanas, si no nos dedicamos a ellas. Habrás observado que, muchas veces la primera persona del singular y del plural se confunden entre ellas. Muchas veces las hermanas dicen “Nosotras” refiriéndose a “Yo” o vice-versa, dicen “Yo” queriendo decir “Nosotras”. Esta es la forma de entender la vida aquí, en nuestra república matriarcal, de entender que una mujer sola no vale nada sin la complicidad de todas nosotras. Esta es la clave del matriarcado. Te irás acostumbrando con el tiempo y la práctica, estimada amiga. De la misma forma que se confunden la primera persona del singular y del plural, también pasa algo parecido con los pronombres posesivos, el de la primera persona del singular y del plural también se confunden a menudo. Muchas hermanas dicen “mío” refiriéndose a “nuestro” y vice-versa. “¿Por qué pasa esto?” te preguntarás. La respuesta es sencilla: mientras en la sociedad patriarcal se aman los objetos y se utilizan a las personas, nosotras amamos a nuestras hermanas y utilizamos las cosas (hombres incluidos, por supuesto). Esta es la principal diferencia que queda reflejada también en el lenguaje y la forma de expresarnos, como has podido comprobar.

Conceptos previos:

El espejo

El espejo es nuestro gran amigo. ¿Por qué? te preguntarás, simplemente porque te dice la verdad, te enseña tal y como eres. ¿No crees que la amistad consiste en eso, en decir siempre la verdad? Mírate al espejo a menudo, estimada hermana, por lo menos tres veces al día y ama lo que ves. Ama tu imagen porque tu imagen eres tú, y tú eres una mujer, como todas nosotras: divina, sagrada especial y todopoderosa. Ver tu propia imagen es un regalo que debes saber aprovechar. Cada pulgada de piel, cada pelo, cada uña, cada arruga es perfecta en sí misma. Es importante que el espejo sea totalmente plano, ni cóncavo ni convexo, para que te una imagen exacta de tu sagrada figura. Debes tener dos espejos, uno de cuerpo entero para que puedas apreciarte de pies a cabeza en tu completa divinidad, y otro más pequeño de mano que te permitirá vez zonas concretas y precisas de tu cuerpo femenino: cara, ombligo, culo, muslos, pechos, gemelos, vulva, caderas, pies, etc.

El deporte

Esta científicamente comprobado que el deporte libera endorfinas y mejora nuestro bienestar y nuestra salud, es por ello que en “The Universal Gynecocratic Republic” la práctica de deporte está reservada para mujeres y muchachas. Los hombres, por otro lado, ya hacen deporte de forma indirecta cada vez que obedecen nuestras órdenes, cada vez que realizan sus correspondientes tareas domésticas o cada vez que los montamos a caballo. Si ya practicabas deporte en el país patriarcal del que procedes te animamos a que lo sigas practicando aquí. Si no tenías el hábito de hacer deporte, muchas sociedades patriarcales no aceptan que las mujeres hagamos deporte, te invitamos a que empieces a hacerlo. Como sabes hay una gran variedad de actividades físicas que puedes desarrollar a tu gusto: natación, footing, atletismo, fútbol, rugby, baseball, ciclismo, trekking, baloncesto, balonmano, tenis, badminton, voley, waterpolo, boxeo, judo, karate, tenis mesa, ballet, danza, yoga, etc.

La risa

Reír es una cualidad propiamente humana, los animales (hombres incluidos) no ríen y, de hecho, se asustan cuando nosotras reímos, pues ven como enseñamos los dientes y emitimos un sonido extraño para ellos. La risa nos hace humanas, la risa nos hace libres, la risa nos hace fuerte y, por lo tanto, poderosas. Habrás observado que nuestras hermanas, las mujeres nacidas y educadas en nuestra república matriarcal, ríen libremente y muy a menudo, sin importar el lugar o la ocasión. Mientras en las sociedades patriarcales la risa está considerada como una característica infantil y hasta poco respetuosa hacia los demás, nosotras tenemos muy arraigada la cultura de la risa y la llevamos casi hasta el límite. Nuestras hermanas ríen sin miedo y de forma natural hasta que se quedan sin ganas. Habrás comprobado que no se acomplejan por ello. Pruébalo hermana. ¿Por qué no? Es sencillo si lo intentas, estimada hermana. Sólo tienes que probarlo y dejarte llevar.

La amistad

Como has podido comprobar, estimada, en nuestra república matriarcal las mujeres tenemos una complicidad especial que no existe en la sociedad patriarcal. La confianza femenina está a la orden del día desde el momento en que a nosotras se nos ha enseñado desde pequeñas que somos seres de naturaleza semi-divina y que tenemos que colaborar y entendernos entre nosotras. Se nos enseña en las escuelas y en la intimidad de los hogares que ninguna de nosotras es una mujer completa mientras no comparta sus sentimientos y sus emociones con otras mujeres. Mientras que en las sociedades patriarcales, a vosotras, se os enseñó a competir entre mujeres para captar la atención de los hombres, a nosotras se nos educa a entendernos entre mujeres para perpetuar el sometimiento perpetuo de los hombres frente al omnipresente poder femenino, se nos educa para perpetuar el matriarcado y garantizar su continuidad en las futuras generaciones de mujeres libres.

Las básculas y cintas métricas son usadas por el patriarcado para desmoralizar a las mujeres y atacar su autoestima femenina.

Finalmente señalar que en tu casa no debes tener ni básculas ni cintas métricas, estas cosas sólo deben estar en la consulta de la hermana doctora. Eres una mujer, por tanto tu cuerpo es sagrado, al ser sagrado resulta ridículo ponerle números, resulta ridículo pesarlo o medirlo. Si tienes este tipo de utensilios en casa que sean para medir y pesar cosas, tales como: maletas, ropa, alimentos, toda clase de objetos, hombres u otro tipo de animales, telas para diseñar, materiales de artesanía, etc… Si piensas no tienes intención de medir ni de pesar nada, y crees que pueden ser una amenaza en tu proceso de autoestima femenina, es mejor que lleves estas cosas al hospital o a la consulta de cualquier hermana doctora para que haga un buen uso.

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