Ritual purificación

Estimada hermana: Seguro que alguna vez has escuchado a alguna mujer, nacida y educada en el patriarcado, decir que echa de menos las relaciones sexuales con los hombres. Frente a esta aberración las venéreas y las sacerdotisas hemos diseñado un ritual de purificación pensado para que estas mujeres, nuestras futuras hermanas, aborrezcan esta clase de pensamientos obscenos.

Este ritual está específicamente pensado para favorecer la integración en nuestra sociedad matriarcal de estas mujeres, educadas en el patriarcado, que añoran las relaciones sexuales con hombres. Aunque está dirigido a las mujeres procedentes del patriarcado, lo deben realizar las hermanas nacidas y educadas en “The Universal Gynecocratic Republic“. Pese a ello, hemos creído necesario incluir este ejercicio en esta sección, pues está enfocado en ayudar a estas mujeres de mentalidad patriarcal.

Los elementos necesarios para realizar este ritual son: una figura que represente nuestro divino de cuerpo femenino, una vela de cera pequeña y plana, un pétalo de flor de color rosa o rojo, una pequeña hoja de planta o árbol, un poco de tierra o fango y finalmente un resto de la mujer a la que dedicas el ritual (pelo, uña, trocito de piel, sudor, lágrima…)

Para iniciar el ritual necesitarás coger algún tipo de resto procedente del cuerpo de esa mujer: un pelo, un trozo de uña, un poco de piel, una gota de sudor… Después debes ponerlo con cera de vela y pegarle tierra o fango (representa el planeta Tierra), una hoja (representando a la madre naturaleza) de esta forma unimos a nuestra amiga con el paraíso que la Diosa Venus creó para nosotras. Seguidamente debes depositar tu aliento femenino sobre la mezcla. La cera de vela servirá de pegamento para unir el cabello (o resto) de la mujer a la que dirigimos el ritual, la tierra (nuestra diosa), la hoja (madre naturaleza) y nuestro aliento (la sagrada esencia femenina). Deberás poner esta mezcla encima de una figura representativa del cuerpo femenino, puede ser una figura abstracta, y pegarás en la zona de la vulva un pétalo de flor de color rojo o rosa para simbolizar la fuerza de nuestra menstruación y de nuestra naturaleza matriarcal.

a) Baño de Luna: Debes dejar la mezcla de cera, pelo, fango y hoja al raso, a la intemperie, durante dos noches de luna llena para darle un “baño de Luna”. Justo a medianoche debes encender la vela para dejar la llama encendida durante ocho minutos exactos. En esos ocho minutos mirarás la llama mientras piensas en la mujer a la que diriges el ritual y pronuncias su nombre suavemente, casi como un susurro que emane de tus labios para difuminarse en la noche. La llama de la vela conseguirá que la diosa Venus, a través de la Luna llena, enfoque todo su poder sobre nuestra amiga para iniciar el proceso de liberación.

Después de realizar el “baño de luna” deberás envolver en un paño seco la vela con la hoja, el fango y los pelos para guardarlo en el cajón donde tengas tu ropa interior.

b) Baño de orina: Debes estar atenta a tu menstruación durante el mes que transcurre entre los dos baños de luna porque en día que te venga deberás bañar con tu orina la vela con la mezcla de los tres elementos (pelo de nuestra amiga, fango y hoja), como puedes imaginar la vela debe estar encima de la figura representativa de nuestro cuerpo femenino con su correspondiente pétalo rojo pegado en la zona de la vulva para simbolizar la fuerza de nuestra sangre femenina. Si te atreves puedes ir a un descampado, parque o jardín y orinar directamente encima o también puedes recoger unas pocas gotas de tu orina para posteriormente derramarlas sobre la vela que, por supuesto, debe estar apagada en todo momento. Mientras orinas sobre la mezcla debes pronunciar estas palabras:

” Hermana (nombre de la mujer a la que diriges el ritual) a ti dedico este ritual con la esperanza de que pronto comulgaras con nuestra forma de amar. Que nuestra divinidad femenina aclare tu mente de forma definitiva”.

Finalmente, cuando te venga tu próxima menstruación después del segundo baño de Luna, debes lanzar la mezcla (vela con pelos, hoja y fango) al agua: al mar, al río, a un lago, a un pantano, etc… El agua es la vida y a través de ella la mujer a la que dirigimos el ritual será capaz de notar la esencia femenina que habita en su interior.

De esta forma nuestra hermana sentirá la necesidad interior de amar la fuente de la vida, sentirá la necesidad de tener relaciones sexuales con otras mujeres a la vez que aborrecerá a los hombres. Con él lograremos que la mujer busque a otras mujeres, a otras hermanas, a las que amar, dejando de lado al asqueroso macho, empezando a ver al hombre como a un ser inferior y ridículo.

Verás como tu amiga poco a poco dejará de pensar en el contacto con los hombres. Desgraciadamente la asquerosa sociedad patriarcal ha inculcado en estas mujeres esta sucia práctica, invadiendo su divina esencia femenina y anulándolas como señoras.

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