Meditación

Como todas sabemos la mente es fundamental, pues es la encargada de controlar y dirigir el cuerpo. Cuando soñamos la mente manda sobre nuestro cuerpo. Si, por ejemplo, soñamos que escalamos una montaña, nuestros músculos se tensan de forma similar a como si estuviésemos realmente escalando una montaña, y nuestro cuerpo pierde las calorías que perdería si escalara la montaña que aparece en nuestra mente mientras soñamos.

Por eso es importante ser capaces de conectar nuestra mente con la diosa Venus y la meditación es el único camino para lograrlo. La meditación es practicada por todas nuestras hermanas en “The Universal Gynecocratic Republic” desde que son bien pequeñas. Nosotras ya controlamos las técnicas propias de la meditación. La mayoría de las mujeres procedentes de las sociedades patriarcales, en cambio, no dominan las técnicas de meditación ya que, de haberla practicado, lo han hecho a la edad adulta. Como todas sabéis, a las mujeres que tienen la desgracia de nacer en el patriarcado se les enseña, desde pequeñas, a no valorarse a sí mismas y a estar inseguras para que crezcan acomplejadas y superadas por la timidez y la falta de autoestima y así lograr un control completo del hombre sobre la mujer. No olvidemos que el único objetivo del patriarcado es que las mujeres sean controladas por los hombres de la forma más fácil posible. Por lo tanto es fundamental que estas mujeres practiquen la meditación, se inicien en ella. Para ello necesitamos que nuestras hermanas, nacidas y educadas en “The Universal Gynecocratic Republic”, tengan paciencia y practiquen con ellas.

Sabemos que todo cambio empieza en nuestra mente y es en ella donde nace el objetivo que deseamos alcanzar y donde trazamos el camino a seguir para conseguirlo. Es nuestra mente la que nos dirá, sin prisa pero sin pausa, que, como mujeres, somos seres preciosos de naturaleza semidivina. Nosotras somos hijas de Venus y nuestra mente debe ser fiel a ese propósito. Practica la meditación por lo menos 15 minutos al día como mínimo dos días a la semana. Antes de empezar la meditación elige un lugar cómodo con una temperatura agradable y una luz suave. Si lo deseas, y te ayuda, puedes encender una vela o poner una música muy relajante en un volumen muy bajo, pero no es necesario. El objetivo de la meditación consiste en liberar la mente mediante el equilibrio de nuestros cuatro puntos corporales más significativos: la boca, los seños, el ombligo y la vulva. Estos cuatro puntos serán representados por cuatro piedras planas que deberás colocar cerca tuyo mientras meditas, una encima de la otra, de mayor a menor, hasta lograr que se equilibren. La más grande de todas representa el fuego (nuestra vulva) y la colocarás abajo del todo, sobre ella pondrás la siguiente en tamaño que representa la tierra (nuestro ombligo), sobre esta podrás la que simboliza el agua (nuestros pechos) y arriba del todo podrás la más pequeña de todas, representando el aire (nuestra boca). Como podrás leer más abajo cada uno de estos puntos tiene asignado su correspondiente símbolos nacional.

Siéntate en el suelo, encima de una esterilla isotérmica o sobre una cama, flexiona tus rodillas y apoya tus antebrazos sobre ellas para empezar a meditar. Tus dedos, pulgar e índice de ambas manos, deben estar enlazados dibujando un círculo en el aire. Controla tu respiración, relaja el diafragma y libera tu mente. Todo tu cuerpo, pero especialmente tus cuatro puntos de equilibrio (boca, senos, ombligo y vulva), debe estar cómodo y relajado. Todo tu ser debe sentirse libre de cualquier sensación desagradable, provocada por nuestra postura o nuestra ropa, que lo pueda incomodar. La temperatura y la luz deben ser las adecuadas para meditar. El silencio debe ser completo y absoluto, a menos que te ayude escuchar música relajante mientras meditas. Cierra tus ojos, concéntrate en tu respiración y notarás como tu mente empieza a viajar por todo tu cuerpo, recorriendo cada rincón de él, cada centímetro cuadrado de tu piel.

Llegará un momento en que tu mente conseguirá liberarse de tu cuerpo y viajar libremente fuera de él. Será en ese preciso instante cuando tus cuatro puntos orgánicos (boca, senos, ombligo y vulva) estarán en equilibrio. Es entonces cuando ya no sentirás tu cuerpo sino sólo energía fluyendo libremente. Al equilibrarse los cuatro centros de energía femeninos, nacerá el Universo en nuestro interior, tal y como podemos leer en nuestra Historia Sagrada. A partir de ese momento, la divina feminidad alcanzará todo su esplendor y tú ya no controlarás tu mente sino que lo hará nuestra Diosa Venus por ti. Deja que ella te guíe y conduzca tu espíritu libremente para que pueda enseñarte cuál será tu camino y tu porvenir. A partir de entonces Venus, nuestra divina diosa, representando el equilibrio de tu esencia femenina, decidirá cuándo y cómo finalizará la meditación, tú sólo debes confiar en ella y dejarte llevar.

Como puedes ver, querida hermana, el secreto de la meditación consiste en conseguir el equilibrio de nuestro cuatro puntos esenciales de energía para, una vez logrado, simplemente dejar que nuestra diosa nos guíe. Las hermanas, acostumbradas a meditar desde pequeñas, notamos perfectamente cuando la diosa Venus nos habita. Las mujeres educadas en sociedades patriarcales, a base de dedicación y práctica, también pueden llegar a sentirlo. Si eres una de estas mujeres debes tener paciencia y dejarte aconsejar y ayudar por nuestras hermanas cuando practiques la meditación. No debes perder la esperanza ni la confianza en ti misma y en lograr el equilibrio de tus puntos maestros. Es un tema de práctica y de complicidad femenina estimada hermana.

Equilibrio de los cuatro elementos:

La boca (Aire)

El poder de la voz femenina es infinito. Se han realizado estudios, por parte de nuestras hermanas logopedas, sobre la influencia de nuestra voz en las mentes masculinas y todos han llegado a la misma conclusión: nuestra voz provoca en los hombres una activación aguda de la parte del cerebro relacionada con la acción junto a un bloqueo total de la zona del cerebro relacionada con la reflexión. Es decir que cuando un hombre recibe una orden mediante la voz femenino su respuesta fisiológica le obliga a obedecer sin reflexionar demasiado en el fondo de dicha orden o indicación. Es por ello que nosotras, las mujeres, debemos pensar por ellos, los hombres, y debemos ser muy conscientes de la fuerza de las palabras que emanan de nuestra boca. El elemento relacionado con nuestra boca es el aire, ya que entra y sale de ella al hablar. Los pensamientos, que se expresan a través de nuestra boca, son etéreos, como el aire que vendrá representado por la última piedra de las cuatro que tendremos en equilibrio durante la meditación. Los pensamientos estarán en equilibrio con los otros tres puntos, con las otras tres piedras. Controla tu respiración regulando el flujo de aire durante la meditación, hermana.

El pecho (Agua)

Haz una prueba hermana: pasa tus dedos por todo tu pecho acariciándolo muy suavemente, casi rozándolo, hazlo una y otra vez. Notarás como sensaciones placenteras recorren todo tu cuerpo y en las yemas de tus dedos notarás una piel finísima y suave. Como ya sabes nuestros pechos están destinados a alimentar, a nuestras hijas con el líquido de la vida para la recién nacida: la leche materna. Es por ello que nuestros pechos simbolizan el agua, como elemento, y se relacionan con nuestra bebida sagrada: la sidra. De esta forma conecta directamente con el ombligo, que es representado por la manzana, de la que se extrae la sidra. Simbolizaría la conexión entre el pretérito (nuestras antepasadas) y el futuro (nuestras hijas). Tus pechos deben estas cómodos y libres mientras haces la meditación, querida hermana. Centra tu atención en tus senos mientras meditas y notarás como, enseguida serás capaz de controlar si se ponen tensos y firmes o relajados y flácidos. Con tu mente poderosa podrás tonificarlos a tu gusto sin necesidad de tocarlos si no lo deseas. Durante la meditación notarás como tus pechos responden a las sensaciones que invadan tu cuerpo.

El ombligo (Tierra)

Nuestro ombligo nos conecta con nuestras madres, nuestras antepasadas, y de él emana la energía que necesitamos para vivir, para respirar. La risa nace de nuestro ombligo ya que sobre él se halla el diafragma. Es importante que, durante la meditación, el ombligo esté en equilibrio con todo nuestro cuerpo. Nuestro ombligo simboliza la tierra, en la que profundizan nuestras raíces (nuestras madres y abuelas), su correspondiente, como símbolo nacional, sería la manzana. La manzana es nuestro alimento sólido y uno de nuestros más importantes símbolos, como sabéis tiene una presencia fundamental en nuestra Historia Sagrada. Durante toda la meditación el ombligo controlará la respiración pues de él nacen las emociones. No olvides que, a través de él serás capaz de conectar con tus antepasadas: bisabuela, abuela, madre. Esa conexión será energética, debes estar muy atenta a las sensaciones que emanan de tu ombligo para saber interpretarlas y canalizarlas a tu favor durante todo el proceso de meditación.

La vulva (Fuego)

A diferencia del cuerpo masculino que tiene concentrado todo su centro de placer en el glande, nosotras las mujeres tenemos repartido nuestros puntos de placer por todo nuestro cuerpo. Así lo dispuso nuestra diosa Venus. Pero si tuviésemos que elegir un punto representativo de sensaciones placenteras, seguro que la mayoría de vosotras se inclina por el clítoris, cuyo punto visible corona nuestra vulva. Que la vulva canaliza nuestro placer no es ningún secreto, es por ello que este órgano, representativo de nuestro poder sobre el hombre, canaliza nuestro placer y simboliza nuestra pasión, nuestro fuego. Como todas sabéis el racimo de uvas, uno de nuestros símbolos nacionales, se asocia con nuestra vulva. Cuando a través del cunnilingus, o de la masturbación, alcanzamos el orgasmo todo nuestro cuerpo se somete al placer procedente de nuestra vulva. Es por ello que, durante la meditación, la vulva simboliza la piedra inferior sobre la que se apoyan las otras tres piedras (o elementos): el ombligo, el pecho y la boca.

Los hombres no pueden meditar, su mente primaria se lo impide, no obstante pueden, por imitación, adoptar la postura y los gestos propios de la meditación

Mientras que nosotras, las mujeres, tenemos una naturaleza semi divina, los hombres tienen una naturaleza semi animal. La naturaleza masculina es similar a la de las bestias, en su carácter más simple y primario. Así como los animales no pueden meditar, lo hombres tampoco son capaces de conseguirlo por mucho que se esfuercen en ello. Mediante la imitación pueden hacerlo ver, eso sí, pero sus mentes masculinas son incapaces de entender qué es equilibrio. Ellos (los hombres) sólo siguen sus instintos como seres simples que son, y su instinto les obliga a obedecernos, a servirnos y a adorarnos. Si ves a tu macho haciendo ver que medita no te enfades, simplemente él te a visto meditando e intenta imitarte. El ser inferior siempre imita a su superior por naturaleza, es una actitud que llevan dentro. Mientras cumpla con sus obligaciones y continúe con su obediencia ciega hacia ti, tómatelo con humor y déjale que siga imitándote, piensa que su mente sigue en blanco (se trata de un hombre) tal y como está la mayor parte del día.

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