Evidentemente si sólo las mujeres pueden ejercer el poder económico y político, sólo las niñas y muchachas adolescentes tendrán derecho a la instrucción básica y a la educación. Las niñas acudirán a clase desde bien pequeñas, a la edad de tres o cuatro años, para iniciar un proceso de instrucción y educación continuada basada en valores sociales como la solidaridad femenina o el fomento de la cultura ginecocrática.
Una vez superada la etapa de educación intermedia las jóvenes que lo deseen podrán acceder a estudios universitarios para desarrollar y perfeccionar el aprendizaje recibido. De esta forma las futuras presidentas, economistas, ingenieras, arquitectas, científicas, historiadoras, profesoras, emprendedoras, artistas y demás tendrán la auto-confianza y la seguridad necesarias para enfrentarse a la vida adulta y tomar el mando de la sociedad ginecocrática del futuro más cercano. Como dice la Historia Sagrada, la sabiduría fue entregada a Lilith por parte de la diosa Venus como un bien exclusivamente femenino que pasará de generación en generación de abuelas a madres, de madres a hijas y de hijas a nietas.
Un completo sistema público de becas y ayudas económicas garantiza que ninguna chica o mujer se quede fuera del sistema educativo por falta de recursos económicos. De esta forma se asegura la igualdad de oportunidades entre todas las ciudadanas de la República.
Por otro lado los chicos son educados para hacer las tareas domésticas y obedecer a las chicas y a las mujeres en todos sus deseos y caprichos. Los niños y jóvenes varones tendrán vetado el acceso a colegios y centros escolares durante las horas lectivas aunque fuera de ellas accederán para realizar tareas de limpieza y mantenimiento. Además se permitirá el acceso a centros escolares en horario lectivo tanto de hombres como de chicos adolescentes a las clases de Anatomía o Medicina para que sus cuerpos físicos puedan ser utilizados con la idea de satisfacer la curiosidad, el aprendizaje y la investigación de las alumnas.