A muchas mujeres les encanta montar a hombres como si fuesen caballos, sobretodo los fines de semana y en días festivos… No olvidemos que, en las granjas de reproducción de “The Universal Gynecocratic Republic”, los embriones masculinos son implantados en los vientres de yeguas y vacas. Por supuesto los hombres nacidos de yeguas son tratados y alimentados como si fuesen potros para ser utilizados como futuros “hombres caballo” por mujeres que prefieran montar a un caballo humano antes que a un caballo equino. Muchas chicas consideran que las espaldas y los hombros humanos son más ágiles y cómodos que los lomos equinos.
Una señora poderosa y realmente rica monta libremente a su chico caballo, ella posee una granja de hombres caballo y los alquila, para ser montados por grupos de mujeres y bandas de chicas para dar hermosos paseos por el bosque y disfrutar de un día de pícnic, sobretodo los fines de semana y los días festivos. Por lo tanto ella tiene el deber de domar y probar adecuadamente a los caballos humanos antes de entregarlos a las clientas para comprobar si son ágiles, rápidos y, sobretodo su esas humanas espaldas masculinas son capaces de aguantar el peso de las mujeres sin ningún tipo de problema.
“Arre muchacho! Arre caballito!” Le gritó la señora al chico caballo. “Sí, eres lo bastante fuerte como para aguantar el peso de esas señoras en tu espalda y lo bastante resistente como para realizar un paseo de mínimo tres horas bosque a través. Mañana probaré tus hombros y tus habilidades con la lengua, recuerda que esas mujeres pueden usarte como a ellas les apetezca. De todas formas ellas llevarán su correspondiente vara de castigo, pero no tengas miedo caballito, no creo que la utilicen contigo, un fuerte y resistente caballo humano, a no ser que quieran hacerlo por diversión, por supuesto. Así que si ellas deciden hacerlo y te azotan, recuerda responder con un “¡Gracias señora!” después de cada azote de vara. Vamos a probarlo caballito: te voy a dar diez fuertes azotes en la espalda enseguida que lleguemos a ese árbol… ¡Arre!”.
Las señoras usan (y abusan) a caballos humanos para ser montados (en sus espaldas u hombros) o también para tirar de carros en los que viajan chicas y mujeres. Incluso, algunas señoras hacen carreras de carros como forma de diversión o como un sano entretenimiento.
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