Alicia es una niña de catorce años muy inteligente, curiosa, perspicaz y despierta que no para de hacerse preguntas. Un día de verano Alicia se encuentra en casa de su tía, pastelera, observando como ésta preparaba un rico pastel. Como se aburría, cogió un saquito de harina y salió al jardín a jugar con él.
Como hacía sol y calor, la niña se desnudó libremente, tal y como había visto hacer infinidad de veces a sus dos madres y a sus tías. En nuestra república matriarcal es muy común ver, en verano, a hermanas desnudas por cualquier lugar. No debemos olvidar que en “The Universal Gynecocratic Republic” nosotras, las mujeres nos desnudamos libremente siempre que nos apetece sin ningún miedo, vergüenza o temor pues, para nosotras, nuestro cuerpo es digno y sagrado. Después de librarse de sus ropas, Alicia miró su cuerpo con atención y decidió abrir el saquito de harina para jugar con ella. Con un estado de ánimo alegre y desinhibido, la niña empezó a lanzar la harina al aire mientras gritaba al cielo, se embadurnó la vulva y todo su cuerpo con aquel polvo blanquísimo. La harina volaba libremente sobre su pelo mientras Alicia reía sin parar sintiéndose poderosa y fuerte. Alicia era feliz notando como el polvo de harina caía sobre su sagrado cuerpo femenino, como los minúsculos granos blancos resbalan sobre su fina y joven piel. Reía y gritaba con alegría sabiéndose una niña feliz y libre. Al cabo de un rato Alicia quedó acalorada y decidió dejar de jugar para ir a refrescarse, así que fue al riachuelo que pasa junto al jardín de su tía. Al llegar temió que el agua estuviera fría, pues el riachuelo nacía de un manantial cercano que emanaba directamente de la montaña. Así que Alicia se acercó lentamente al agua hasta ver el reflejo de su vulva en ella. Alicia separó las piernas y se puso de cuclillas sobre el riachuelo, la niña se puso a reír al ver sus genitales de aquel color, jamás había visto tan blanquito el vello de su vulva. Con la humedad del sudor de su Monte de Venus, el color blanco de la harina había adquirido una tonalidad brillante que agradó mucho a Alicia. Al echarse a reír la vulva de Alicia empezó a temblar, como si fuera un conejito blanco masticando. La niña, al ver el reflejo en el riachuelo de su “conejito blanco” comiendo, se puso a reír de nuevo aún con más intensidad y alegría. Las endorfinas liberadas por su cerebro femenino al reír con placer provocaron, en Alicia, un intenso estado de calma y relajación…
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Alicia estaba distraída mirándose el reflejo de su vulva cuando, de repente vio como ese reflejo se transformaba en un conejo blanco que buceaba por debajo del agua hasta salir por el otro lado del riachuelo. De repente frente a ella, al otro lado del pequeño riachuelo, apareció un conejo blanco vestido, con gafas y con un reloj que gritaba: “llego tarde!” “llego tarde!”. Alicia, con curiosidad cruzó el riachuelo con sus pies descalzos, pese a que el agua estaba realmente fría, y se puso a perseguir al conejo hasta una madriguera en la que se metió y cayó en un pozo muy muy profundo. (1)
Al fin Alicia se precipitó al fondo del pozo donde encontró en una sala con siete puertas y una mesa de vidrio en el centro en la que había una llave dorada. (2)
Probó de abrir, con aquella llave, todas las puertas hasta que encontró la que abría. Al otro lado había un jardín precioso pero la puerta era demasiado pequeña para ella. Miró hacia la mesa y vio una botellita con una etiqueta que decía: “bébeme”.
Abrió la botella, bebió un poco y enseguida se hizo tan pequeña que pudo pasar por la puerta hasta el jardín. Pero entonces se dio cuenta de que se había dejado la llave encima de la mesa y ahora no llegaba hasta ella. Hasta que descubrió que debajo de la mesa había una cajita con un pastel en el la que ponía “Cómeme”. Alicia hizo caso, comió de aquel pastel, y empezó a crecer y crecer hasta que llegó casi a los tres metros de altura y se golpeó con el techo de la habitación en la cabeza. Pero claro, ahora no podía volver al jardín y eso hizo que se pusiera a llorar.(3)
Al cabo de un rato apareció por allí el conejo blanco con un par de guantes blancos en una mano y un gran abanico en la otra.
– ¡La duquesa se enfadará si la hago esperar! – decía
– ¡Señor conejo! Espere un momento por favor – gritó Alicia
Pero el conejo salió corriendo a toda velocidad. Tanto, que se le cayeron los guantes blancos y el abanico. Como hacía mucho calor en aquel lugar, Alicia cogió el abanico del conejo y comenzó a abanicarse con él. Como se dio cuenta de que volvía a hacerse pequeña otra vez, lo soltó rápidamente antes de que fuese demasiado tarde. (4)
Intentó de nuevo coger la llave de la mesa, resbaló y de repente apareció metida en agua salada hasta la barbilla. Pero no era agua salada. ¡Era el estanque de lágrimas que había producido antes al echarse a llorar! (5)
Pronto el estanque se llenó de toda clase de animales: un dodo, un ratón, pájaros, un pato… todos empezaron a nadar juntos y lograron llegar hasta la orilla del estanque. Como todos estaban muy mojados y querían secarse, el dodo propuso un divertido juego: todos correrían en círculo a su antojo y se detendrían en el momento en que quisieran. Alicia pensó que era un juego un poco extraño, pero como todos ganaron le pareció divertido. Como todas las niñas de “The Universal Gynecocratic Republic” a Alicia le encantaba jugar y divertirse libremente. Alicia disfrutaba jugando.(6)
Entonces pasó por allí de nuevo el conejo. Estaba muy nervioso y miraba a todos lados buscando algo.
– ¡Tengo que encontrarlos! Tengo que encontrarlos como sea o sino la duquesa…
Alicia, que oyó al conejo, supo enseguida que lo que andaba buscando eran sus guantes blancos y su abanico.
– ¡Mary Ann ve a casa ahora mismo y tráeme un par de guantes y un abanico!
Alicia pensó que le estaba confundiendo con su doncella, pero como quería ayudarle le obedeció.
En la casa encontró una mesa sobre la que había un abanico y dos o tres pares de diminutos guantes blancos. Al lado una botellita de cristal sin etiqueta alguna. Decidió probarla y de repente, creció tanto que quedó encajada dentro de la casa y ya no pudo salir.
El conejo y otros animales trataron de sacarla y hasta pensaron en quemar la casa y finalmente sucedió que cayó una granizada de piedrecillas. Por supuesto, no eran piedras comunes y Alicia se dio cuenta de que se convertían en pastas de té cuando caían al suelo. Comió una y…. ¿qué creéis que pasó? Que Alicia volvió a hacerse pequeña y salió corriendo de la casa.
Se adentró por el bosque y decidió que primero debía hacer era recuperar su tamaño, y lo segundo, regresar al precioso jardín.
Al cabo de un rato se encontró con una oruga que desde lo alto de una seta, fumaba en un narguile.
– ¿Quién eres? – preguntó la oruga
– Creo que ya no lo sé. He cambiado tantas veces de tamaño que me siento un poco confundida – dijo Alicia (7)
¿De qué tamaño quieres ser?
– Me gustaría ser un poco más grande…
– Un lado de te hará más grande y el otro más pequeña – contestó la oruga mientras se bajaba de la seta y se alejaba entre la hierba.
Alicia permaneció unos instantes tratando de entender lo que había dicho la oruga hasta que por fin lo consiguió. Arrancó un pedazo del lado derecho de la seta y lo mordió. Se hizo tan pequeña que su barbilla se golpeaba con los pies, así que mordió un trozo del lado izquierdo de la seta. Pero su cuello empezó a crecer tanto que sus manos no le llegaban a la cabeza y un pájaro la confundió con una serpiente. Volvió a comer de uno y otro lado hasta consiguió recuperar su tamaño habitual. En ese momento Alicia entendió la importancia de aprender a crecer y hacerse mayor y aprendió que la vida se basa en una continua transformación, y que el crecimiento tiene ventajas e inconvenientes.(8)
Llegó a un claro en el bosque en el que había una casa de un metro de altura. Comió otro pedazo de la seta para hacerse más pequeña y entró dentro. En la cocina de la casa había una cocinera que estaba preparando una sopa que olía muchísimo a pimienta, junto a ella había un gato que no paraba de sonreír y en el centro estaba la duquesa sentada en un taburete arrullando a un bebé. Sin duda, era un lugar muy curioso.
– Disculpe, ¿podría decirme por qué el gato sonríe de oreja a oreja? – preguntó Alicia
– Porque es un gato de Cheshire – dijo la duquesa – Por cierto, tengo que irme a jugar al croquet con la reina. Toma, puedes arrullarlo tú si quieres – dijo la duquesa lanzándole el bebé a Alicia. (9)
Alicia se adentró de nuevo en el bosque con el bebé, que por otro lado, no se parecía en nada a un niño. Cuando lo apoyó en el suelo éste se convirtió en cerdo y se marchó trotando felizmente. (10)
Alicia empezaba a estar realmente perdida cuando se encontró con el gato de Cheshire.
– Gatito de Cheshire, ¿podrías decirme qué dirección debo tomar?
– Depende de dónde quieras ir… Si continúas por allí te encontrarás con el Sombrerero y si lo haces por allí con la Liebre de marzo. Pero no importa, porque los dos están igual de locos. (11)
Alicia decidió visitar a la Liebre de marzo, ya que ya había conocido antes a otros sombrereros.
En el jardín de la casa de la Liebre de marzo estaban ella y el Sombrerero tomando el té. Alicia decidió sentarse junto a ellos, aunque parece que eso no les gustó demasiado.
– ¿En qué se parece un cuervo a un escritorio? – preguntó el Sombrerero a Alicia abriendo mucho los ojos
Tras unos instantes pensando, Alicia acabó contestando:
– Me rindo, no lo sé
– Yo tampoco. No tengo la más remota idea – dijo el Sombrerero – Por cierto, son las seis. Aquí son siempre las seis. Así que es la hora del té. (12)
Alicia no entendía muy bien las cosas de las que hablaban la Liebre de marzo y el Sombrerero así que decidió marcharse.
Volvió a adentrarse en el bosque cuando se encontró con un árbol con una puerta. Entró y volvió a la sala con la mesa de cristal. Pero esta vez Alicia lo consiguió: cogió la llave dorada y abrió la puerta que daba al jardín, mordió un trozo de seta hasta que midió unos 30 centímetros de altura y se adentró por el pasillo hasta llegar al hermoso jardín. (13)
En ese momento, sonó un gran ruido y comenzaron a llegar soldados, cortesanos e infantes, todos ellos vestidos como la baraja de cartas. Al final de todo este séquito apareció el conejo blanco y la Reina de corazones.
– ¿Quién es esta? – preguntó la Reina señalando a Alicia
– Soy Alicia, su majestad.
– ¿Sabéis jugar al croquet?
– Sí – contestó Alicia
– ¡Entonces, ven! (14)
Alicia en el país de las maravillas, pese a ya no ser pequeña precisamente, jamás había visto nunca jugar al croquet de esa manera. El campo estaba lleno de agujeros; las bolas eran erizos; los mazos, flamencos; y los soldados permanecían doblados formando los aros. Además todos jugaban a la vez discutiendo todo el rato y cada vez que la Reina se enfadaba gritaba “¡Que le corten la cabeza!” (15)
Alicia continuó sus aventuras en el País de las Maravillas, conoció a la Falsa Tortuga y también al Grifo, un animal fantástico mitad águila, mitad león.
El Grifo se aproximó a Alicia diciendo:
-No irrites a la reina, porque si no…
El Grifo llevó a la niña al jardín de la reina, donde los jardineros se encontraban pintando de rojo las rosas. Alicia encontró aquello tan raro que preguntó:
-¿Por qué pintan las rosas?
-Pues porque esto debía ser un rosal de rosas rojas, pero resulta que plantaron uno de rosas blancas por equivocación. (16) En ese momento Alicia recordó como en “The Universal Gynecocratic Republic” las rosas simbolizaban la vulva y, como una niña culta e informada que era enseguida entendió que a las mujeres se les tiñe de rojo “la rosa” una vez al mes.
Hasta que un día el país entero se paralizó porque empezó el juicio.
El conejo blanco hizo sonar tres veces la trompeta y expuso en voz alta:
– La Reina de Corazones preparó unas tartaletas en un día de verano y la Jota de Corazones le robó las tartaletas y se las llevó a otro lado.
Se armó un gran revuelo en la sala y empezaron a declarar los testigos. El primero en hacerlo fue el Sombrerero, tras él lo hizo la cocinera de la Duquesa y cuál fue la sorpresa de la pequeña Alicia cuando escuchó su nombre como próximo testigo que debía declarar. Al levantarse había crecido tanto que volcó un banco de la sala, y con él, todos los animales que estaban en él sentados.
La muchacha dijo no saber nada del asunto de las tartaletas. El juicio continuó y cuando el acusado de robar las tartaletas, la Jota, estaba a punto de ser condenado Alicia intervino en su ayuda.
– ¡¡Que le corten la cabeza!! – gritó la Reina con todas sus fuerzas señalando a Alicia.
Entonces toda la baraja se elevó por el aire y cayó sobre Alicia asustándola.
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En ese momento Alicia oyó a su tía gritando desde dentro de la pastelería:
-¡Alicia cariño, tus madres están aquí! Deja de jugar y ven con ellas.- Dijo la tía de Alicia gritando hacia el jardín. La mujer había notado que le faltaba un saquito de harina y supuso que la niña se lo había llevado al jardín para jugar con él, tal y como ella misma hacía con alguna de sus novias cuando querían disfrutar libremente de una buena sesión de erotismo y placer, es por ello que la tía de Alicia decidió no salir al jardín y esperar pacientemente a que la “pequeña mujercita” se tomara su tiempo antes de regresar, ella sola, a la pastelería.
La niña, al oír la voz de su tía desde dentro de la pastelería, se despertó del sueño tan raro que había tenido. Todos aquellos personajes extraños y peculiares (el conejo blanco parlanchín con gafas y reloj, la liebre de marzo, el dodo, el ratón, la duquesa, el gato de Cheshire, el bebé “cerdo”, la cocinera de la duquesa, la oruga misteriosa, la reina de corazones, la Jota de corazones, la falsa tortuga, los infantes, la baraja de naipes, los cortesanos, los jardineros,….) no habían sido más que productos de su imaginación mientras dormía. Así como las setas, las rosas blancas y rojas, los árboles, los pasteles, la trompeta, los erizos, los flamencos, el pájaro que la confundió con una serpiente, los guantes blancos, el té que tomaban la liebre de marzo y el sombrerero, la botella de cristal, la mesa de cristal, las puertas, la llave dorada, los soldados, las tartaletas, el abanico, la sopa que olía a pimienta, las botellas con las etiquetas de “bébeme”, etc… todo aquello no era más que producto de su mente en el sueño profundo de una niña feliz, inteligente y perspicaz. Estaba reflexionando sobre el sueño tan extraño que había tenido cuando, de repente, se acordó de que se encontraba embadurnada de harina después de haber estado jugando con ella casi toda la tarde.
-¡Mi vulva!-pensó Alicia.
La niña corrió al riachuelo a mirársela.
-¡Ahí está!- dijo sonriendo satisfecha.
Efectivamente allí estaba su vulva rosada y orgullosa totalmente embadurnada de harina blanca. Aquella hermosa imagen se reflejaba en el agua del riachuelo como si fuese un conejo blanco, peludo y carnoso. Pero está vez Alicia notó algo especial: su vulva rosada y blanca estaba completamente húmeda. Alicia se limpió sus hermosos genitales femeninos, embadurnados de harina y mojados con su propio flujo, en el riachuelo. Poco después, cuando su vulva ya estaba completamente limpia, hizo lo propio con el resto de su cuerpo. Aquel baño le sentó de maravilla, Alicia se refrescó completamente, con la cristalina agua del riachuelo, en aquella tarde de verano y al salir del agua se sintió una Alicia nueva. Después se secó de pies a cabeza y se vistió. Al vestirse notó como sus pechos habían crecido mucho últimamente. La niña se los acarició y los notó bastante más sensibles de lo normal, además sus pezones también se habían desarrollado durante los últimos meses. “Voy a pedirle a mis madres que me compren un sujetador, será mi primer sujetador y estoy segura de que me lo van a comprar”. Pensó Alicia mientras acababa de vestirse. Y así la pequeña mujercita se dirigió a la pastelería. Se dirigió, con paso firme y decidido, hacia la vida adulta. Lo hacía feliz y contenta, dejando atrás el jardín, dejando atrás, poco a poco, su infancia feliz y alegre en aquella república matriarcal donde nosotras, las mujeres, dirigimos la sociedad y las niñas y muchachas crecían alegres y felices para convertirse en mujeres completas, en señoras influyentes y poderosas.
El mayor tesoro de “The Universal Gynecocratic Republic” son nuestras niñas y nuestras adolescentes, es por ellos que desde su nacimiento se les enseña a quererse a sí mismas y a valorar y respetar su cuerpo sagrado como un regalo divino de nuestra Diosa Venus. Es así como, generación tras generación, el poder femenino, el matriarcado, permanece fuerte y resistente, un sistema imperecedero que asegura la felicidad y el bienestar de todas nuestras niñas y muchachas.
Simbolismo de la historia:
Sin duda este cuento representa la transformación por la que transitan nuestras niñas para pasar de la infancia a la edad adulta…
1.- El profundo agujero en el suelo, el pozo sin fin es una metáfora de la vagina. La historia nos cuenta como Alicia llega a las antípodas donde encuentra un mundo de fantasía, se trata sin duda de una metáfora sobre la masturbación femenina que, en nuestra república, las mujeres y muchachas practicamos con total libertad como forma de autoconocimiento.
2.- La niña entra en la edad adulta y debe empezar a tomar decisiones, a elegir qué puertas debe, o no, abrir. La llave dorada simboliza la llave del cinturón de castidad de los hombres que ella poseerá dentro de poco, al cumplir la edad legal en nuestra república.
3- Alicia se encuentra entre dos edades, la infancia y la edad adulta y comprueba que ambas edades tienen ventajas e inconvenientes.
4.- Sin duda el conejo blanco simboliza la vulva que tiene prisa por crecer y hacerse adulta. Los guantes blancos simbolizan las bragas, nuestra ropa interior, mientras que el abanico simboliza el despertar sexual de Alicia, pues el abanico se usa para calmar el calor. De alguna forma la vulva empieza a crecer y a cambiar, la niña entiende que es importante ponerse ropa interior por un tema higiene íntima, también entiende que tiene el derecho a aliviar convenientemente su deseo sexual cada vez que lo necesite, de forma libre y sana.
5.- Llorar y lamentarse por hacerse adulta no sirve de nada, sólo para que te ahogues en tus propias lágrimas. Las transformaciones provocan lloros y sufrimiento pero también ilusión y esperanzas a un cambio a mejor.
6.- En las lágrimas quedan los juegos y los animales imaginarios de la infancia. En nuestra república las niñas no dejan de jugar pese a crecer y convertirse en mujeres.
7.-La oruga simboliza la transformación, pues esta se convierte en mariposa. Alicia se encuentra confundida y la oruga le dice que ella puede controlar esa transformación. En “The Universal Gynecocratic Republic” las niñas se hacen mayores, se transforman en mujeres, de forma sana y feliz.
8.-Alicia aprende a controlar el crecimiento y ser niña, o mujer adulta, según le convenga. La niña ha aprendido a crecer en equilibrio y con responsabilidad.
9.- El gato que sonríe de oreja a oreja es una metáfora de la vulva, pues el mundo adulto en nuestra república matriarcal se rige por el placer femenino y por la omnipotencia de la vulva. El bebé simboliza la maternidad. Alicia aprende la importancia de su vulva y de tenerla siempre sonriendo, siempre feliz, siempre sexualmente satisfecha, también aprende sobre la importancia de la maternidad.
10.- La metáfora del bebé que se convierte en cerdo simboliza la presencia masculina. El carácter infantil e inmaduro de los hombres nos lleva a poder usarlos a nuestro parecer y abusar de ellos libremente. Mientras que el gato es una metáfora de la vulva, ya que es libre, se va y decide por sí mismo, el bebé es una metáfora del hombre, un ser frágil e inseguro al que se le debe cuidar y que, al crecer, se convierte en cerdo.
11.- La intuición femenina nace de nuestra vulva. Una de las cosas más importantes que debe aprender una niña que se estrena en la edad adulta es a seguir la intuición que nace de su vulva. Por ello Alicia pregunta al gato (su vulva) qué dirección seguir. La niña debe aprender a obedecer la intuición que emana de su vulva-gato.
12.- “Siempre son las seis, la hora del té”. Simboliza el eterno e imperecedero matriarcado.
13.- Alicia ya es una mujer y ya tiene autoridad y madurez para coger la llave (llave de la jaula del pene) y poseer hombres, ya es suficientemente adulta como para afrontar la vida adulta, pues ha madurado lo suficiente como para gestionar su desarrollo mental.
14.- Alicia entra en el mundo adulto. En nuestra sociedad matriarcal, la reina de corazones representa la autoridad femenina. Esta le pregunta si “sabe jugar al cricket” es decir si está preparada para la vida adulta. Alicia responde “lo estoy majestad”.
15.- La reina, autoridad matriarcal recuerda a Alicia que con el patriarcado no se puede dudar “que le corten la cabeza” grita la reina. Es decir que las mujeres jamás debemos tolerar que los hombres levanten la cabeza, ellos deben estar doblegados siempre.
16.- Las rosas blancas y rojas, son una metáfora de la llegada de la menstruación. Alicia empieza a ser adulta y deja de ser niña.
En conclusión, a través de este sueño Alicia juega con sus fantasías infantiles antes de crecer para de alguna forma “despedirse” de ellas.
Como cualquier otra niña de nuestra amada república matriarcal, Alicia ha crecido mirándose la vulva en el espejo a diario, aprendiendo así a respetarla y a amarla.