La bella y la bestia

Había una vez una señora comerciante que tenía varias hijas, la más hermosa de todas era la hija menor, de apenas 16 años cumplidos, una joven amable, delicada y generosa llamada “Bella”. La muchacha era muy atractiva además de tener un corazón noble y limpio.

La señora comerciante no paraba de viajar.

Como la mujer tenía que atender a todos sus negocios, viajaba sin parar. Se pasaba fuera del hogar mucho tiempo. Para tener un detalle, le pidió a su hija pequeña si deseaba que le trajera alguna cosa durante su último viaje, la muchacha no sabía qué desear pues ella se conformaba con ver a su madre sana y salva después de cada ausencia. Finalmente, pidió a su madre una simple rosa.

La rosa representa a la divina vulva metafóricamente.

De este modo, todo se sucedía con tranquilidad mientras las hijas de aquella señora comerciante esperaban una vez más la llegada de su madre. Pero nada ocurrió como de costumbre, y la señora a su regreso, se vio envuelta en una fuerte tormenta que la desviaba una y otra vez del camino. Presurosa, corrió (con su auto) en busca de algún refugio que pudiese apaciguarle de la lluvia y del aire gélido que le calaba los huesos.

Y así, casi sin saber cómo había llegado, ni dónde estaba, la señora de pronto se encontró frente a la gran puerta de un extraño castillo. Cansada, y al ver que nadie le escuchaba ni abría la puerta, decidió adentrarse en él. La puerta se encontraba abierta, y tras ella, todo parecía perfectamente dispuesto: la mesa iluminada y repleta de comida para cenar; las habitaciones ambientadas con leña fresca y colchones bien mullidos… La señora comerciante no pudo resistirse a todos aquellos placeres, tan hambrienta y fatigada como estaba.

De modo que cenó, durmió caliente, e incluso desayunó mientras seguía sin responder nadie a sus llamadas ni recibirle en ninguna estancia. Repuesta, la señora salió al jardín con la esperanza de encontrar al fin a la dueña de aquella casa, y poder agradecerle así antes de su partida tantísima hospitalidad. Pero también el jardín se encontraba vacío y silencioso, la señora observó que aquel jardín estaba repleto de rosas y recordó la petición de su joven hija Bella, casi hipnotizado por el fuerte y maravilloso perfume que desprendían los rosales de aquel jardín. Eligió la rosa que más resaltaba y brillaba de todas y la cortó. En aquel momento, la tranquilidad y el silencio del jardín se vieron interrumpidos por una mujer deformada que se lanzó sobre la señora comerciante, atacándola con amenazas e insultos por no haberse comportado como una buena y agradecida invitada, robándole las flores de su jardín.

Apareció de repente una mujer deformada que se abalanzó sobre la señora.

La comerciante (asustada frente a aquella mujer tatuada, de enormes labios, gigantescos seños y trasero inmenso) intentó explicarse, hablándole de su hija pequeña y de su humilde promesa. Sin embargo, las palabras no ablandaban a la mujer deformada que quería encerrar a la señora comerciante para siempre en su castillo como castigo.

  • Te perdonaré la vida si en tu lugar, traes a tu hija Bella para que me acompañe en el castillo.
La dueña del castillo se transformó, de repente, en una mujer anoréxica.

Al oír aquella propuesta la señora miró a la dueña del castillo, quedando horrorizada al ver que ya no estaba deformada pero, de repente, se había convertido en una mujer con una delgadez extrema, una persona con anorexia nerviosa. Sin duda aquella mujer se encontraba bajo la acción de algún tipo de hechizo maléfico. Sin dudarlo ni un segundo, la comerciante salió corriendo del castillo con la rosa en la mano y regresó a casa nerviosa y muy asustada.

Una vez en casa y más tranquila, la señora pudo relatar a sus hijas todo lo que había sucedido con aquella mujer extraña, aquella especie de “bestia”, y Bella, serenándole con un beso, le dijo:

-No te preocupes, mi amada madre, que yo volveré al castillo en tu lugar.

Y así fue como Bella terminó llegando al castillo, al igual que lo había hecho su madre. En él, fue recibida por aquella extraña mujer, aquella Bestia, que a veces se convertía en una mujer deformada y otras en una persona esquelética, pero, al contrario de lo que había relatado su madre, se mostraba amable, delicada y muy galante con Bella.

La “bestia” a veces se mostraba como una mujer deformada y otras como una muchacha esquelética.

Rodeada de una más que apacible tranquilidad, Bella fue pasando en el castillo los días mientras bordaba, leía historias o charlaba animosamente con la Bestia. 

Pero pronto empezó a echar de menos a su madre y sus hermanas y a preocuparse por ellas, reflejándose en su rostro una tristeza que la Bestia, a pesar de sus buenos modales, no podía remediar.

Decidió entonces regalar a Bella un espejo mágico en el cual pudiese ver siempre a las suyas y no preocuparse por ellas más. Cuando de pronto, una noche Bella vio reflejado en el espejo a su madre cansada y enferma. Y la pobre Bella, cuyo corazón era bueno y amaba a las demás, sintió la necesidad de acompañar a su madre y de marchar, a pesar de su promesa con la Bestia.

  • ¡Desearía tanto ver a mi madre, aunque sea por última vez!- exclamó la joven apenada.

La Bestia, conmovida, permitió a marchar a Bella con la condición de su regreso al cabo de unos días. Pero pasaron días y también semanas, y Bella no volvía junto a la Bestia, tan a gusto como se encontraba al lado de su madre y de sus hermanas. Poco a poco, sin embargo, y cada vez con más fuerza, Bella recordaba a aquella extraña Bestia que había salvado a su madre y que tan bien se había portado con ella.

Y así fue como Bella decidió volver finalmente al castillo para continuar con el cumplimiento de su promesa dando compañía a la Bestia, a la cual encontró desplomada y agonizante a su llegada al castillo:

-¡No te mueras por favor! Has sido tan buena conmigo…No te volveré a dejar sola y me casaré contigo – exclamó llorosa y preocupada la joven Bella.

Tras aquellas palabras, Bella empezó a besar tiernamente el cuerpo esquelético de “Bestia” dirigiendo poco a poco sus labios hacia la vulva. Bella retiró delicadamente el pantalón y las braguitas a Bestia y empezó a hacerle un placentero cunnilingus, primero besando con suma ternura aquella vulva tan delicada para después deslizar su húmeda lengua por sus labios menores y clítoris una y otra vez. Bestia empezó a emitir unos suaves gemidos de placer, cada vez más y más intenso hasta llegar al orgasmo, momento en que un halo mágico envolvió a la Bestia, que poco a poco fue perdiendo su aspecto esquelético para convertirse en una hermosa  y joven princesa, que tan solo había sido víctima de un hechizo. Un terrible hechizo que solo podía romper el amor puro de un alma noble.

El patriarcado no pudo tolerar que una mujer tomara el poder de todo un reino. La sociedad machista no quería tolerar que una mujer poderosa, hermosa y lesbiana, se convirtiera en reina y hechizó a aquella princesa con fórmulas de magia machista basadas en la anulación de su autoestima femenina. De tal forma que la hermosa princesa se convertía intermitentemente en una joven anoréxica o en una mujer atormentada por horribles operaciones de cirugía estética. El placer del cunnilingus liberó a aquella princesa del hechizo gracias a la bondad y generosidad de Bella.

Bella y Bestia se casaron en aquel jardín repleto de hermosas rosas de todos los colores y fragancias. Las dos bellas y poderosas mujeres se prometieron amor eterno bajo un arco de esas flores y se besaron frente a una multitud de hermanas que lo celebraron alegremente.

Finalizada la boda, que todos celebraron felizmente en el interior del castillo, la joven princesa inundó el jardín de rosas en honor a Bella, a las que superaba en belleza de rostro y corazón, pues no se le ocurría mejor regalo para un amor tan bueno y extraordinario.

Ambas mujeres fueron felices juntas, entre ellas disfrutaban a menudo del placer del cunnilingus al aire libre, en el jardín de las rosas, para mantenerse moralmente fuertes y con una elevada autoestima femenina. De esta forma ambas mujeres vivieron sexualmente satisfechas y ninguna de las dos volvió a ser víctima de hechizo patriarcal alguno. El fabuloso poder sexual femenino sirvió de antídoto frente a cualquier intento de brujería machista.

Además Bella y Bestia convirtieron el castillo en un punto de liberación femenina, en un reducto de resistencia femenino frente al patriarcado y de combate del machismo. Las mujeres y muchachas que, desgraciadamente, habían sido hechizadas por el asqueroso machismo, tal y como había sido Bestia, acudían al castillo para librarse del hechizo mediante el amor entre mujeres y la noble y placentera práctica del cunnilingus. En cuestión de días, incluso unas pocas horas, todas las chicas eran capaces de liberarse del hechizo.

Bella se convirtió en una excelente maestra en el noble arte del cunnilingus. La amante de Bestia enseñaba de forma completa a sus alumnas, jóvenes muchachas interesadas en aprender a dominar las técnicas del cunnilingus con la intención de liberar a alguna de sus amigas de cualquier hechizo machista, las diferentes técnicas linguales para realizar un cunnilingus extremadamente placentero y así dejar a sus amantes completamente satisfechas y liberadas.

Bella acostumbraba a utilizar la metáfora de la rosa y la vulva: “La vulva es una preciosa rosa de agradable fragancia que nos conecta con nuestra madre Tierra” solía decir a sus alumnas.

“Nuestra vulva es una hermosa rosa de agradable fragancia que nos conecta con nuestra madre Tierra”.

De esta forma las muchachas aprendían a lamer bien la divina vulva de sus amigas o amantes, liberándolas de los nefastos hechizos machistas.

Llegó un momento en el que tantas muchachas aprendieron a realizar el cunnilingus de forma placentera y lo practicaron con sus amantes y amistades, que todas las mujeres del reino fueron liberadas de forma íntegra. De esta forma desgracias propias del patriarcado como la cirugía estética, la anorexia nerviosa o la bulimia quedaron definitivamente en el pasado.

Las mujeres liberadas secuestraban a hombres machistas para ser llevados a las mazmorras del castillo donde eran convenientemente educados en el respeto a la autoridad femenina, la obediencia a la voluntad de las señoras y la adoración a la mujer.

Los hombres machistas son llevados a las mazmorras del castillo para ser convenientemente reeducados.

MORALEJA

La historia nos muestra la importancia de la solidaridad entre mujeres y la prioridad que nosotras debemos dar a conservar el amor entre nosotras, el amor lésbico y el cunnilingus como principales herramientas de liberación femenina frente al patriarcado.

La Bestia tiene un jardín repleto de rosas, como sabemos la rosa simboliza metafóricamente a nuestra vulva. Tanto Bella como Bestia son lesbianas, pero mientras Bella es una muchacha fuerte, libre y feliz, al ser capaz de gozar de su sexualidad con libertad, Bestia es infeliz al vivir bajo la maldición de un hecho maligno. Las hermana de “The Universal Gynecocratic Republic” tenemos la obligación moral de liberar a nuestras hermanas lesbianas del patriarcado y de sus malas artes.

El cuento acaba resultado una metáfora sobre el efecto que el machismo provoca en las mujeres y el poder del cunnilingus liberador y la adoración de la vulva como tratamiento elemento reparador.

El final nos avisa que la forma más eficiente de combatir al patriarcado es mediante el sometimiento del hombre machista en una lucha activa contra el poder masculino. Si de verdad queremos acabar con el sufrimiento que el patriarcado nos provoca a diario: obsesión por la apariencia estética, bulimia, anorexia nerviosa, baja autoestima y demás, tenemos la OBLIGACIÓN de someter a los hombres y reeducarlos de forma conveniente en el respeto a la mujer y en la aceptación de nuestra autoridad femenina.


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