Muebles

Algunos hombres son usados como muebles en “The Universal Gynecocratic Republic”. Una mesa, una silla, un reposapiés, etc… son conocidos como: “muebles humanos masculinos” y se han puesto muy de moda estos días. Es muy común ir a una casa y ver a un hombre actuando como colgador, con varios abrigos (de las mujeres que vienen de visita) colgando de su cuerpo.

“Estoy harta de este hombre” dijo la madre a sus hijas, y añadió: “Es un completo inútil: no sabe usar la lengua de forma adecuada, no es capaz de hacer las tareas domésticas de forma correcta, no es bueno como caballo e incluso es malo hasta como muñeco sexual desde que todas vuestras amigas lo encularon salvajemente, por turnos, con aquellos enormes penes de caucho compacto ajustados a sus caderas con correas destrozándole el ano brutalmente durante la última fiesta loca que vosotras dos organizasteis en casa. Su esfínter ha perdido toda la elasticidad quedando completamente rígido, de forma que este inútil se desmaya de dolor con sólo meterle un fino lápiz por el culo. Así que lo mejor será llevarlo al mercado para intentar venderlo.” La madre estaba muy enfadada con el inepto hombre, después de comprobar que no había limpiado la casa correctamente. “No mamá, por favor no te deshagas de él.” Exclamaron las dos hermanas a la vez. Mary, la hermana mayor, dijo: “Es muy bueno como mueble, cuando me maquillo lo uso de silla y cuando mis amigas vienen a tomar té lo usamos como mesa o como colgador para sus abrigos.” Sadie (la hermana menor) añadió: “Sí mamá, la última vez que vino mi novia a casa lo usamos de apoya velas, durante la cena romántica, y después de hacer el amor lo usamos de nuevo pero esta vez como cenicero: apagamos los cigarrillos en su lengua y su boca se tragó toda la ceniza y las colillas sin problema y sin dejar rastro o suciedad.” La madre escuchaba a sus hijas con atención. “Además en la facultad nos han hablado de la importancia de conservar nuestros bosques usando muebles humanos masculinos en vez de muebles de madera.” dijeron las dos hermanas. “Además hoy en día está de moda tener hombres mueble en casa, todas nuestras amigas tienen en casa uno o dos de ellos y son muy prácticos y cómodos. Por favor mamá…” Las dos hermanas rogaron a la madre. “De acuerdo queridas” dijo la madre. “He decidido darle una oportunidad, voy a usarlo, durante un día entero, como mueble y mañana a esta hora tomaré una decisión. Pero vosotras dos respetaréis mi decisión sin margen de corrección. ¿De acuerdo?”. Dijo la madre remarcando sus últimas palabras. “Por supuesto mamá, no te arrepentirás.” concluyeron las hijas convencidas de que su madre cambiaría de opinión al día siguiente.

Así que la madre pasó el resto del día usando al hombre como mueble: ella lo usó como reposapiés para relajarse un rato leyendo un libro; como silla mientras hablaba por teléfono con sus amigas; como colgador para colgar sus ropas mientras se vestía por la mañana después de un sueño reparados; como mesa posando vasos, platos y cubiertos en su espalda para el almuerzo; incluso lo usó como escupidera cuando mordió una fruta que tenía mal sabor, el escupitajo entró de forma limpia dentro de la boca del hombre sin dejar ni rastro de suciedad. Así que la madre quedó muy satisfecha con el mueble humano masculino y al siguiente día, por la tarde, llamó a sus hijas: “Nos vamos al mercado, queridas”. Las hijas se miraron la una a la otra sorprendidas y preguntaron a la madre, con tono preocupado: “¿Has decidido vender a nuestro mueble humano masculino?”. La madre sonrió: “No queridas, me voy a quedar este mueble humano masculino para mi propio uso personal, así que vamos a comprar uno nuevo para vosotras”. Las tres mujeres rieron felices y se prepararon para ir al mercado de esclavos. Todavía estaban a tiempo de llegar a la última exposición de mercancías, así que fueron al colgador humano masculino a coger sus abrigos y bufandas para salir.

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